Ansiedad: Causas, síntomas, y remedios.
A la hora de buscar un primer empleo; a la hora de cantar por primera vez delante de una sala abarrotada; cuando deseamos lograr algo y tenemos miedo de no conseguirlo, cuando vemos que no podemos llegar al fin de mes; cuando tenemos que hacer frente a una ruptura sentimental, e incluso en las situaciones más cotidianas como hacer la compra o salir a correr. Puede aparecer bajo distintas formas y en situaciones muy diversas, pero tiene un mismo nombre: ansiedad. Surge generalmente ante las adversidades, bien sean estas reales o imaginadas….
Está presente aunque a veces no nos demos cuenta que nos acompaña. En algún momento tiempo atrás nos acostumbramos a vivir con ella. Fué entonces cuando su presencia nos sirvió para advertirnos de algún peligro que amenazaba nuestro bienestar. Fue entonces cuando sin darnos cuenta se quedó, y sin darnos cuenta empezó a formar parte de nuestra manera de afrontar la vida y de relacionarnos hasta formar parte de nuestra cotidianeidad.
Según la mayoría de los estudios, la ansiedad ha aumentado su prevalencia en las últimas décadas. Así lo corrobora una investigación del 2017, realizada por Cinfasalud sobre “Percepción y hábitos de la población española en torno al estrés” y avalada por la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS).
Nueve de cada diez españoles (96%) han sentido ansiedad en el último año al menos una vez. Además, cuatro de cada diez (42,1%), lo han hecho de manera frecuente o continuada. En total, el porcentaje equivale a más de 12 millones de españoles, y tiene más prevalencia entre los menores de 45 años, y son las mujeres quienes muestran más síntomas relacionados con el estrés y la ansiedad 48,7% frente al 31,5% de los hombres.
Queda a la vista que la ansiedad es algo muy presente en la sociedad actual. Según algunos expertos, el modo de vida actual da paso a situaciones estresantes que dan paso a la ansiedad. En opinión de Amaia Ramírez, directora de NARE, “la ansiedad es en realidad un proceso emocional ligado a la anticipación de situaciones de peligro, que es su función adaptativa principal. La ansiedad se puede considerar como una actitud emocional cognitiva, que permite movilizar anticipadamente acciones preventivas. El problema es que no surge sólo cuando la amenaza está presente, y en muchas ocasiones, para prevenir el peligro sesga la atención sobre las situaciones que implican peligro y que tenemos en la memoria interpretando situaciones ambiguas como potencialmente peligrosas por un mecanismo de aprendizaje de generalización”.
El informe avalado por SEAS, apunta al “exceso de actividad o la falta de tiempo (50,9%), junto con los problemas de cansancio y sueño (46,2%)”, como algunos de los desencadenantes más presentes en el trastorno de ansiedad. Además, la mayoría de las veces, son factores de la vida diaria los que los ocasionan (98,4%).
Los síntomas de la ansiedad se pueden observar de distintos niveles: cognitivo-conductual, fisiológica y motora. En el primer grupo lo completan, entre otros, la inseguridad, la pérdida de concentración, pensamientos negativos, temor, la sensación de irrealidad, etc. En lo referente al nivel fisiológico, la sensación de ahogo, la tensión muscular, sudoración excesiva, sequedad de boca, étc. Y en lo referente al nivel motor u observacional, el tartamudear, llorar, comer, beber o fumar en exceso aparecen como síntomas relacionados con una gran prevalencia.
Pero, ¿cómo podemos mantener a raya a la ansiedad para que no suponga un problema en nuestras vidas? Existen diversos métodos para reducir sus niveles tales como las técnicas de relajación fisiológicas, el control de la respiración, el autocontrol emocional, … etc.
Amaia Ramírez pone en valor sobretodo dos tipos de aproximaciones desde la psicología. estos dos métodos: “Sin duda alguna, las dos orientaciones que con mayor solidez han demostrado su eficacia terapéutica en el afrontamiento de la ansiedad son la terapia cognitivo conductual y la terapia racional emotiva ”. Desde estos enfoques se toma conciencia de cuáles son los pensamientos, las situaciones y las emociones que disparan la emoción, y se aprenden técnicas cognitivas para controlar sus efectos, y discutir las ideas irracionales que subyacen en la respuesta de ansiedad.
Sea como fuere, para prevenir la ansiedad es importante llevar una vida saludable y eliminar cualquier tipo de exceso que haga efecto rebote y haga que nuestra mente se pase de revoluciones y centrifugue sus pensamientos como si fuese una lavadora .
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